La arrogancia es el talón de Aquiles del periodista, los valores éticos entran en la categoría de lo que se puede o no percibir dependiendo de la sensibilidad de cada ser, la ética de cada quien se convierte en una sana percepción que se basa en los valores, los mismos que responden a las necesidades objetivas y las que uno crea, mientras que la ética periodística es una constante cuando se emprende un proceso de hallar nuestra propia naturaleza humana y codearnos humildemente con la gloria.
En la ética no hay formulas precisas, siempre se pone en riesgo lo imprevisible ya que nosotros los seres humanos y más aun los periodistas somos seres emocionales y frente a toda situación existe un corazón y basados en los tres valores esenciales de nuestra profesión uno debe re direccionar y retarnos el momento que tenemos que persistir para alcanzar la excelencia, punto en el cual Restrepo indexa la ética y la excelencia, conjugadas en un solo ser, las cuales deben estar fundamentadas en el compromiso con la verdad, la responsabilidad social y la independencia, por más que estas se parezcan a la utopía que a la realidad.
Las utopías en el momento del ejercicio real nos interponen a tomar decisiones extremas que siempre están entre lo bueno y lo malo, pero dependiendo de nuestra ética y de nuestra excelencia solo serán buenas y será allí donde redran que ser medidas en la escala de valor que uno da a las cosas, en las cuales uno pone a riesgo y cuenta su propia vida por defender lo que uno considera justo y tal cual el ejemplo de la gota de agua uno debe construir y sementar la fortaleza de destruir lo inconveniente y el estereotipo mediocre, con el fin de alcanzar la propuesta técnica y justa de lo que uno busca, en mi caso, mi estilo… conjugado con la defensa de la verdad y sin negarme a despertar y despertarme en una historia basada en una verdad solidaria, justa y real, sin manoseos y maniqueísmos que interfieran mi moral.
Asumiendo que la humildad se convierte en una especie de arma de defensa del periodista y que la verdad obedece a mi propia naturaleza humana enmarco mi proyección en el marco del respeto y la solidaridad y asumo que yo no busco ser quien parche los dolores del mundo por que necesito expresar y proyectar, crear y hablar, no callar y gritar cada estupidez que desenchufe mi ética que no necesariamente solo se verá desde mi percepción, por que para esto, el colocarme en el zapato del otro será mi dirección.
La palabra defensa y todo lo que conlleve a esto, se convierte en el vientre en el cual se protejan realidades éticas que salvaguarden la independencia periodística, los gremios, las fuentes, las verdades, los retos de romper esquemas con humildad y referentes sabios de decir y transparentar, de ser quien fiscalice y no se inmiscuya con quienes están en el poder, aun a pesar de la indefensión en la cual nos encontremos debemos proyectar cada una de nuestras vicisitudes, por que si quisiéramos salvar vidas estaríamos siendo médicos, pero como nuestro oficio es transparentar independientemente de lo que sea la verdad, enfrentaremos el reto de estar acosados y no como héroes ni victimas, sino como seres victimarios de la justicia manosea por unos cuantos.
La libertad no se trata de un asunto ligero, es la actitud propia del parodista, somos como agua entre las manos, como la sombra de cada mal paso, somos la chispa para encender la mecha, somos el circulo en el cual la sociedad se sienta representada, desnudada y sin temor a ser acallada, el periodista es el anti poder por que el poder pone en riesgo sus propios valores esenciales y lastimosamente nuestra tarea es fiscalizarlo, seguirlo, perseguirlo, husmearlo, desenmascararlo, somos el cuarto poder por que en nuestros horizontes la sociedad esta esperándonos, esta gritando a coro que no callemos, que hablemos que lo digamos, si que lo digamos.
Cuando de tomar decisiones se trata, no basta decir y apelar a la ética, por que lo característico y lo grave y en muchas y pocas veces irreparable en estas, solo es una decisión personal, que nunca, nunca va a ser impuesta, ya que solo es el resultado de un ejercicio en el cual la libertad es su escancia y que cuando de escoger se trata entre varias alternativas generalmente buenas y/o malas, solamente se puede escoger la mejor, entre lapsus brutas… si entre huir, morir o esconderse se trata no me pondría a jugar entre ser “héroe o suicida”, simplemente me arriesgo, si.. me arriesgo, lo digo, lo grito y posiblemente pretendería huir… esto mientras escribo, por que el momento de la praxis posiblemente me matarían, pero al final solo es una decisión personal en la cual uno lidia con lo que uno quiere, con lo que uno busca, con lo que uno sembró y quiere cosechar, solo es una exteriorización de nuestra escancia, de nuestra vida, es una decisión sin imposiciones, sin manoseos, solo una decisión personal en la cual el héroe se convierte en suicida o viceversa, el suicida termina convirtiéndose en héroe, un asunto de percepciones y éticas sentidas, eso no mas, percepciones que reflejan lo que uno busca y quiere en la vida….
Como diría Gabriel García Márquez: “La ética no es una condición ocasional sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón” y defiendo la tesis que dice: “la utopía es una necesidad de los hombres” y la entremezclo en mis avatares utópicos de despertar con la solides que mi alma requiere para direccionar mi corazón y poner durito mi estomago cuando de escupir la verdad se trate, para que la nausea de entremezclarme con la mediocridad no me invada, solo para eso quiero despertar madura, segura, imponente y con la mirada fija, fuerte y segura con la certeza de no alinearme y jamás venderme, solo quiero ser yo y con mi estilo estar allí… entre la solidaridad y la sonrisa, entre la paz y la ternura, entre la verdad y la furia de decir lo que es sin pelos ella lengua, solo eso quiero ser.
En la ética no hay formulas precisas, siempre se pone en riesgo lo imprevisible ya que nosotros los seres humanos y más aun los periodistas somos seres emocionales y frente a toda situación existe un corazón y basados en los tres valores esenciales de nuestra profesión uno debe re direccionar y retarnos el momento que tenemos que persistir para alcanzar la excelencia, punto en el cual Restrepo indexa la ética y la excelencia, conjugadas en un solo ser, las cuales deben estar fundamentadas en el compromiso con la verdad, la responsabilidad social y la independencia, por más que estas se parezcan a la utopía que a la realidad.
Las utopías en el momento del ejercicio real nos interponen a tomar decisiones extremas que siempre están entre lo bueno y lo malo, pero dependiendo de nuestra ética y de nuestra excelencia solo serán buenas y será allí donde redran que ser medidas en la escala de valor que uno da a las cosas, en las cuales uno pone a riesgo y cuenta su propia vida por defender lo que uno considera justo y tal cual el ejemplo de la gota de agua uno debe construir y sementar la fortaleza de destruir lo inconveniente y el estereotipo mediocre, con el fin de alcanzar la propuesta técnica y justa de lo que uno busca, en mi caso, mi estilo… conjugado con la defensa de la verdad y sin negarme a despertar y despertarme en una historia basada en una verdad solidaria, justa y real, sin manoseos y maniqueísmos que interfieran mi moral.
Asumiendo que la humildad se convierte en una especie de arma de defensa del periodista y que la verdad obedece a mi propia naturaleza humana enmarco mi proyección en el marco del respeto y la solidaridad y asumo que yo no busco ser quien parche los dolores del mundo por que necesito expresar y proyectar, crear y hablar, no callar y gritar cada estupidez que desenchufe mi ética que no necesariamente solo se verá desde mi percepción, por que para esto, el colocarme en el zapato del otro será mi dirección.
La palabra defensa y todo lo que conlleve a esto, se convierte en el vientre en el cual se protejan realidades éticas que salvaguarden la independencia periodística, los gremios, las fuentes, las verdades, los retos de romper esquemas con humildad y referentes sabios de decir y transparentar, de ser quien fiscalice y no se inmiscuya con quienes están en el poder, aun a pesar de la indefensión en la cual nos encontremos debemos proyectar cada una de nuestras vicisitudes, por que si quisiéramos salvar vidas estaríamos siendo médicos, pero como nuestro oficio es transparentar independientemente de lo que sea la verdad, enfrentaremos el reto de estar acosados y no como héroes ni victimas, sino como seres victimarios de la justicia manosea por unos cuantos.
La libertad no se trata de un asunto ligero, es la actitud propia del parodista, somos como agua entre las manos, como la sombra de cada mal paso, somos la chispa para encender la mecha, somos el circulo en el cual la sociedad se sienta representada, desnudada y sin temor a ser acallada, el periodista es el anti poder por que el poder pone en riesgo sus propios valores esenciales y lastimosamente nuestra tarea es fiscalizarlo, seguirlo, perseguirlo, husmearlo, desenmascararlo, somos el cuarto poder por que en nuestros horizontes la sociedad esta esperándonos, esta gritando a coro que no callemos, que hablemos que lo digamos, si que lo digamos.
Cuando de tomar decisiones se trata, no basta decir y apelar a la ética, por que lo característico y lo grave y en muchas y pocas veces irreparable en estas, solo es una decisión personal, que nunca, nunca va a ser impuesta, ya que solo es el resultado de un ejercicio en el cual la libertad es su escancia y que cuando de escoger se trata entre varias alternativas generalmente buenas y/o malas, solamente se puede escoger la mejor, entre lapsus brutas… si entre huir, morir o esconderse se trata no me pondría a jugar entre ser “héroe o suicida”, simplemente me arriesgo, si.. me arriesgo, lo digo, lo grito y posiblemente pretendería huir… esto mientras escribo, por que el momento de la praxis posiblemente me matarían, pero al final solo es una decisión personal en la cual uno lidia con lo que uno quiere, con lo que uno busca, con lo que uno sembró y quiere cosechar, solo es una exteriorización de nuestra escancia, de nuestra vida, es una decisión sin imposiciones, sin manoseos, solo una decisión personal en la cual el héroe se convierte en suicida o viceversa, el suicida termina convirtiéndose en héroe, un asunto de percepciones y éticas sentidas, eso no mas, percepciones que reflejan lo que uno busca y quiere en la vida….
Como diría Gabriel García Márquez: “La ética no es una condición ocasional sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón” y defiendo la tesis que dice: “la utopía es una necesidad de los hombres” y la entremezclo en mis avatares utópicos de despertar con la solides que mi alma requiere para direccionar mi corazón y poner durito mi estomago cuando de escupir la verdad se trate, para que la nausea de entremezclarme con la mediocridad no me invada, solo para eso quiero despertar madura, segura, imponente y con la mirada fija, fuerte y segura con la certeza de no alinearme y jamás venderme, solo quiero ser yo y con mi estilo estar allí… entre la solidaridad y la sonrisa, entre la paz y la ternura, entre la verdad y la furia de decir lo que es sin pelos ella lengua, solo eso quiero ser.
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